Si partimos, hablando podológico-deportivamente, de una línea de salida como si de una competición se tratara, y siguiendo por la pista de la anatomía de los miembros inferiores del ser humano, nos daremos cuenta que los pies se nos presentan como una obra arquitectónica de estructura tridimensional muy sofisticada, que biomecánicamente, además de facilitarnos la función de mantenimiento de la estática corporal, desempeñan otras funciones especialmente solicitadas en la práctica deportiva: las de recepción, adaptación y propulsión vinculadas al terreno..