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Los deportistas involucrados en la halterofilia, sean hombres o mujeres, tienen las mismas probabilidades de sufrir afecciones de urgencia que el resto de la población y los practicantes de otras disciplinas deportivas, aunque a decir verdad, en mi larga experiencia con los levantadores, sólo excepcionalmente he tenido que asistir algún caso de cierta gravedad, que nada tenía que ver con el tipo de actividad practicada. Me refiero a episodios agudos respiratorios, cólicos renales, o los más frecuentes cuadros de diarreas aguas del viajero, que como, fácilmente puede comprenderse, no se diferencian en absoluto, de los que soporta cualquier individuo, sea o no deportista.
Como en todas las actividades en las que existe competición, los problemas más frecuentemente observados son las lesiones del sistema osteo-muscular, si bien, en el caso de la halterofilia, al ser un deporte individual y sin confrontación ni contacto físico con los otros competidores, los traumatismos directos son totalmente excepcionales, aunque en alguna ocasión se hayan producido casos lamentables al golpear el carro contra el cuerpo del atleta. Dicho esto, es fácil de comprender que las urgencias en halterofilia debidas al deporte en sí, no sean preocupantes, ni para los deportistas ni para los facultativos, a pesar de que en cada campeonato puedan necesitar asistencia médica un número no excesivamente alto de ellos.
