Iñaki Martín Lesende
• El diagnóstico y manejo de la fragilidad es una estrategia prioritaria para aumentar la esperanza de vida libre de discapacidad.
• Para su diagnóstico en atención primaria (AP), medio prioritario, se deben emplear herramientas sencillas, validadas y compatibles con este medio asistencial.
• El proceso diagnóstico se inicia con una preselección (edad generalmente > 70 años, sin alteración en actividades básicas de la vida diaria (ABVD), y opcional escala FRAIL), continuándose con una fase de cribado (pruebas de ejecución), e idealmente posterior confirmación diagnóstica (escala Fried, modelo físico).
• Dentro de las pruebas de ejecución la Short Physical Performance Battery (SPPB) es la recomendada en primera instancia, por ser más completa y valorar más dimensiones.
• El seguimiento y monitorización de actividades instrumentales de la vida diaria (AIVD) en AP permite detectar la pérdida funcional incipiente y reciente, lo que indica una alta probabilidad de fragilidad.
• El punto final en la detección es la realización de una valoración geriátrica integral (VGI), que además determina de forma individualizada las intervenciones.