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Shirin Heidari
No se ha conseguido dar una respuesta adecuadamente transformadora desde la perspectiva de género a la pandemia de la COVID-19. Los datos por sexo en una variedad de indicadores para la mayoría de los países son difíciles de encontrar. Algunos síntomas comunes de la infección por COVID-19, son más frecuentes en los hombres, mientras que otros lo son en las mujeres, no pudiendo excluir con certeza que algunas de las diferencias observadas se deban a un sesgo de género en el manejo de los casos en los servicios de salud. Las implicaciones de género de la pandemia son amplias y de gran alcance. Las desigualdades pueden agravarse aún más cuando el sexo y el género se cruzan con otros ejes de desigualdad. Las directrices del SAGER ejemplifican un esfuerzo por mejorar la información sobre las dimensiones de sexo y género y por animar a quienes investigan a integrar estos aspectos en el diseño de la investigación. Estas observaciones y las pruebas emergentes sobre el persistente enfoque ciego al género de la COVID-19 son una llamada de atención para cambiar de rumbo. Las instituciones nacionales de igualdad de género pueden ser fundamentales para garantizar que las cuestiones de género se consideren en las respuestas gubernamentales. La pandemia de la COVID-19 es una oportunidad para invertir la tendencia y tomar medidas para aplicar un enfoque feminista interseccional en la salud global que permita un mundo justo e igualitario donde la salud y el bienestar de todos y todas importen.
We failed to adequately launch a gender transformative response to COVID-19 pandemic, data by sex on a variety of indicators for most countries are hard to find. Some symptoms reported as common of COVID-19 infection, are more prominent in men, while others are more prominent in women, one cannot with certainty exclude that some of the differences observed could be due to gender bias in the management of cases in health services. The gender implications of the pandemic reach wide and far. Inequalities can be further aggravated as sex and gender intersect with other axes of inequality. The SAGER guidelines exemplify an effort to improve reporting of sex and gender dimensions and encouraging researchers to integrate these aspects in the research design. these observations and emerging evidence about the persistent gender-blind approach to COVID-19 is a wake-up call to change course. National Gender Equality Institutions can be central in ensuring gender matters are considered in government responses. COVID-19 pandemic is an opportunity to reverse the trend and take action to apply an intersectional feminist approach to global health that enables a just and equal world where everyone's health and wellbeing matter.
