A un grupo de 7 atletas de diversas especialidades, desde maratonistas hasta corredores de 400 metros, del sexo masculino, se les practicó una biopsia por aguja en la porción del vasto lateral del muslo cuádriceps, para la determinación del porcentaje de tipo de fibras. Las fibras musculares fueron clasificadas en los tipos I,IIA y IIB mediante la reacción de la ATPasa a diferentes pH de preincubación. Los atletas llevaron a cabo la prueba de ergosalto en 30 segundos. Los resultados mostraron que la potencia promedio medida en la prueba de Wingate está directamente relacionada con el porcentaje de fibras tipo II (r2= O,76, P <0.025) y especialmente con la IIA (r2=0.82,p<0.01). Las fibras de tipo IIA también estuvieron relacionadas con la potencia máxima de la prueba de Wingate (r2=0,90, P<0,025). La potencia obtenida en los primeros 15 segundos de la prueba del ergosalto dio correlación significativa con la potencia máxima de la prueba de Wingate (r2=0,84, P<0,025), aunque su valor fue mayor, ya que en ella se suma la energía elástica. Si bien ambas pruebas son indicativas de la capacidad anaeróbica, la prueba del ergosalto parece dar mejores resultados que la de Wingate en las personas no familiarizadas con ellas. El test del ergosalto resultó inapropiado para los corredores de larga distancia.