Los trastornos alimentarios son enfermedades mentales complejas, multicausales, que suponen un problema relevante de salud pública en los países desarrollados y cuya incidencia y prevalencia se incrementan dramáticamente en la adolescencia. Por consiguiente, en los países occidentales con sistemas sanitarios públicos, la atención primaria tiene una posición privilegiada para la detección e intervención precoz en estos trastornos, previniendo así su cronicidad y mejorando el pronóstico. No obstante, ésta sigue siendo una cuestión pendiente.
Eating disorders are complex mental illnesses with multiple factors involved in their development, which represent a relevant public health problem in developed countries and whose incidence and prevalence increase dramatically in adolescence. Therefore, in the Western world with public healthcare systems, primary care has a privileged position for the detection and early intervention in these disorders, thus preventing its chronicity and improving prognosis. However, this remains a pending issue, and it is necessary to train these professionals so that they are capable of providing effective interventions.