Países Bajos
Arrondissement Leuven, Bélgica
Objetivos: A pesar de todas las recomendaciones, la actividad física (AF) y la participación en programas estructurados de AF sigue siendo baja entre los supervivientes de un accidente cerebrovascular. En comparación con las sociedades de altos ingresos, estos pacientes enfrentan desafíos socioeconómicos desiguales en países con ingresos bajos y medios y en poblaciones multiétnicas. Por lo tanto, nuestro objetivo fue explorar los factores asociados con niveles reducidos de AF en pacientes con accidente cerebrovascular crónico que viven en un país de ingresos medios con una población multiétnica, Surinam. Además, exploramos las posibles barreras que pueden impedir la participación en programas de ejercicio. Métodos: Reclutamos participantes de la población general y del Hospital Académico, y utilizamos el gasto energético (EE) y el conteo de pasos, medidos con el GARMIN Forerunner 225 durante siete días consecutivos para evaluar la AF. Con el cuestionario Barriers to Physical Activity and Disability (BPAD) identificamos barreras para el ejercicio y obtuvimos características demográficas y socioeconómicas. Utilizamos análisis de regresión para evaluar las asociaciones con niveles reducidos de actividad física y análisis descriptivos para evaluar las barreras al ejercicio en función de la diversidad socioeconómica. Resultados: La edad media de los 44 participantes fue de 58,2 ± 10,0 años y 21 eran hombres. La mediana de EE y los pasos fueron 24,2 (mín.-máx.: 16,1-53,7) Cal/kg/día y 3165,5 (mín.-máx.: 1093,0-9727,00) pasos/día, respectivamente. Los niveles reducidos de AF no se relacionaron con variables demográficas o socioeconómicas. En general, las barreras ambientales para el ejercicio informadas por los pacientes fueron (1) “costo del programa” (45%) seguido de (2) “falta de transporte” (34%). Las barreras personales fueron (1) “sentir que un instructor de ejercicios es incapaz de establecer un programa de ejercicios para satisfacer sus necesidades” (88%) y (2) “no estar dispuesto a gastar dinero” (40%). Se reportaron diferentes barreras de ejercicio personal entre grupos étnicos, pero las barreras ambientales fueron las mismas. Conclusiones: Los niveles reducidos de AF en sobrevivientes de accidentes cerebrovasculares crónicos no fueron explicados por variables demográficas o socioeconómicas. Los participantes informaron varias barreras al ejercicio. Además de las barreras que ocurren con mayor frecuencia, la investigación futura también debe evaluar la viabilidad y la (costo) efectividad de los programas de AF personalizados.
Objectives: Despite all the recommendations physical activity (PA) and participation in structured PA programs remains low among the stroke survivors. Compared to high-income societies, these patients face unequal socio-economic challenges in countries with low- and middle-income and in multi-ethnic populations. We therefore aimed to explore factors associated with reduced PA levels in chronic stroke patients living in a middle-income country with a multi-ethnic population, Suriname. Furthermore, we explored possible barriers that may prevent participation in exercise programs.Methods: We recruited participants from the general population and the Academic Hospital, and used energy expenditure (EE) and step count, measured with the GARMIN Forerunner 225 for seven consecutive days to evaluate PA. With the Barriers to Physical Activity and Disability (BPAD) questionnaire we identified exercise barriers and obtained demographic and socio-economic characteristics. We used regression analyses to assess associations with reduced PA levels, and descriptive analyses to assess exercise barriers based on socio-economic diversity. Results: The mean age of the 44 participants was 58.2 ± 10.0 years and 21 were men. The median EE and steps were 24.2 (min-max: 16.1-53.7) Cal/kg/day and 3165.5 (min-max: 1093.0-9727.00) steps/day, respectively. Reduced PA levels were not related to demographic or socio-economic variables. Overall, patient-reported environmental exercise barriers were (1) “cost of the program” (45%) followed by (2) “lack of transportation” (34%). Personal barriers were (1) “feeling that an exercise instructor is incapable to set up an exercise program to meet their needs” (88%) and (2) “not willing to spend money” (40%). Different personal exercise barriers between ethnic groups were reported, but environmental barriers were the same.Conclusions: Reduced PA levels in chronic stroke survivors were not explained by demographic or socio-economic variables. The participants reported several exercise barriers. In addition to the most common occurring barriers, future research should also evaluate feasibility and (cost-) effectiveness of tailored PA programs.