Luis Franco Bonafonte, C. Omeñaca Labarta, G. Muruzábal Fernández, J. Murais González, M. Elena Gomez Diaz Bravo
Se ha demostrado que el ejercicio físico continuado disminuye la TA tanto en individuos normo como hipertensos, siendo su reducción más acusada en estos últimos. Este efecto puede conseguirse a través de mecanismos directos (disminución del DC de reposo, de la actividad simpática y de la RPT), o de forma indirecta mediante cambios nutricionales, endocrino-metabólicos y comportamentales. Se ha propuesto el entrenamiento físico como alternativa al tratamiento farmacológico de la HA y se ha comprobado su efectividad sobre todo en sujetos con hipertensión limítrofe. El ejercicio dinámico parece ser un método seguro y eficaz en estos pacientes, mientras queda todavía por esclarecer el efecto del ejercicio estático