Es frecuente el consumo de bebidas con bajo contenido en alcohol en ambientes deportivos. El ejercicio físico en horas posteriores a una ingesta aguda de alcohol afecta directamente al rendimiento muscular aeróbico. Si se practican ciertas actividades en presencia de niveles elevados de alcohol en sangre, se incrementa el peligro de sufrir algún accidente o el desencadenamiento de ciertas patologías. Si se pretende la restauración de líquidos y electrolitos después de la práctica deportiva, sus efectos pueden ser negativos. La pérdida de líquidos puede ser superior a la cantidad ingerida, el aporte de sales insuficiente y el consumo calórico desequilibrado e incorrecto. Es fundamental que los deportistas conozcan todas sus consecuencias.