Marta Sánchez Jacob
Durante la pandemia de COVID-19 hemos vivido en todo el planeta una situación sin precedentes que nos ha exigido tomar decisiones urgentes basadas más en el sentido común que en las evidencias.
Lo urgente nos hizo olvidar lo importante, pero, después de la experiencia de año y medio, es momento de analizar con calma lo que hemos aprendido para poder aplicar medidas sanitarias con prudencia y evitar los daños no deseados.
No debemos olvidar que somos científicos, porque somos médicos. La ciencia consiste en cuestionar y buscar evidencias firmes donde apoyar decisiones complejas que ofrezcan las mejores opciones a nuestros pacientes. La Bioética debe guiarnos en esta misión, valorando todas las aportaciones y enfoques, sin buscar una verdad absoluta, haciendo un ejercicio de prudencia, reflexión, responsabilidad y auténtica deliberación.
En este marco, como pediatras, debemos preguntarnos seriamente si es pertinente la vacunación de los adolescentes y niños, a la vista objetiva de los datos que tenemos.