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El trabajo consiste en demostrar la disminución de la presión arterial con posterioridad a la ingesta de una dieta abundante en carbohidratos. La idea surgió a partir de la observación directa y activa de los problemas que tenían los ancianos con posterioridad a la ingesta. Prueba de ello son las caídas que la mayoría de veces se daban después de la ingesta y con una hipotensión. Para realizar el trabajo hemos utilizado un método científico-clínico, controlando las variables posturales y la variable ingesta, que podrá no ser perfecto, pero que en el límite de nuestras posibilidades hemos intentado controlar las variables extrañas posibles que pudieran influir en el estudio. El esquema del estudio ha sido: 1. Recogida de datos de las historias clínicas. 2. Realización de analíticas generales. 3. Pesado y tallaje de los residentes. 4. Realización de tomas de Presión arterial basal en las diferentes posturas: decúbito, sedestación y en bipedestación. 5. Realización de una comida con sobrecarga de glúcidos en el postre. 6. Posterior toma de presión arterial en las mismas posturas que en basal 60 minutos después de la ingesta. 7. Realización de una glucemia postprandial. Los resultados finales fueron muy significativos, pues la presión arterial postprandial después de la sobrecarga de glúcidos disminuye, y se produce con mayor notoriedad en el cambio de decúbito a bipedestación. También constatamos que la mayor cantidad de hipertensión arterial se produce en la franja de edad de los 70 años, y que las diferencias de presión arterial postprandial eran mayores en los ancianos que recibían tratamiento para la hipertensión que los que no lo recibían. Resumiendo, que ante estos datos cabría decir que el tratamiento y el diagnóstico de la hipertensión arterial debe ser personalizado y según la idiosincrasia de la Tercera Edad habría que valorar beneficios frente a perjuicios, teniendo en cuenta la variabilidad tensional para imponer un tratamiento.
