El mercado convierte los deseos en derechos, la cultura y la economía de mercado han impuesto un proyecto de vida y una forma de éxito basada en tener deseos y satisfacerlos. Previo pago todo está disponible en el mercado de los deseos, esta mercantilización del embarazo desvincula maternidad, gestación y sexualidad y convierte a las personas en objetos de intercambio económico según “encargos a la carta”. Ser madre es un deseo, muchas veces impuesto por el ideal de mujer completa como construcción socio cultural, o por las exigencias socioculturales heredadas. La rapidez en la satisfacción del deseo, la capacidad para elegir (sexo, genotipo, raza de la criatura) sin pruebas de idoneidad a padres y madres. Es un negocio en el que la mercadotecnia alrededor de la gestación comercial estudia las necesidades personales con la finalidad de atraer, captar, retener a la clientela a través de la satisfacción de sus deseos y resolución de sus problemas. Las empresas ofrecen una atención personalizada, exhaustivos controles de la lactante, financiación personalizada, posibilidad de tener una “criatura a estrenar”, están haciendo que cada vez se opte más por este tipo de maternidad de una forma acrítica, enfrentándonos no solo a una nueva forma de mercantilizar el cuerpo de las mujeres sino, a su vez, a un nuevo modo de producción que pone a disposición del libre mercado seres humanos gracias a la “fuerza productiva” de miles de úteros: un modo de producción reproductivo.