María del Pilar Núñez Cubero
El Grupo "Mater Care", que reúne a los Obstetras y Ginecólogos de la Federación Internacional de las Asociaciones Médicas Católicas tuvo a bien dedicar su sesión bianual en 2019 al análisis de la decisión de ser médico hoy, interrogándose sobre si sigue una vocación, como siempre se ha considerado, o se ha convertido en una atracción ante el desarrollo y aplicación de las nuevas tecnologías y el manejo de otros valores que den más importancia al éxito de la técnica que a la humanización de la asistencia al enfermo. No en vano escribía Mons. José Luis Redrado OH: "nuestros Hospitales son, hoy día, templos de la ciencia y de la tecnología, y muchas veces no están centrados en los enfermos sino sobre otros intereses, al punto que la investigación parece pasar sobre ellos. La gran cuestión que se plantea es: ¿Hay que hacer todo aquello que la ciencia y la tecnología nos ofrecen hoy? ¿tiene límites la ciencia? Hemos de hacer aquello que puede servir mejor a las personas y especialmente a los enfermos".
Tenemos que preguntarnos si no se ha pasado del espíritu del Buen Samaritano, al de un "cyber doctor", o al de un transhumanista para quien todo está permitido con tal de llegar a eliminar todo sufrimiento y conseguir una vida sin muerte y, si no ha llegado el momento de reflexionar sobre la necesidad de pasar de la medicina basada en la evidencia a un arte médico centrado sobre el enfermo, a una medicina totalmente centrada en la persona.