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Noelia González Prieto
Durante la pandemia de COVID-19 mu - chas enfermeras de cuidados críticos hemos visto como nuestro trabajo, en el que hasta entonces nos desenvolvíamos con fluidez, se convirtió en un desafío profesional que nadie podía aventurar. A la sobrecarga de trabajo se unió el desconocimiento de la enfermedad que nos obligaba a actualizar protocolos y técnicas que nos eran des - conocidas. Todo eso propició un estado de ansiedad, estrés y trastornos de sueño entre el personal de UCI que ha desenca- denado el tan temido burnout. Consciente de esta situación, la Organización Mundial de la Salud (OMS) publicó el 17 septiem- bre de 2020 una carta, de llamamiento a los gobiernos y dirigentes del ámbito de la salud, con una serie de recomendacio- nes para que se abordaran las persistentes amenazas a la salud y la seguridad de los trabajadores sanitarios y los pacientes. Pese a toda la connotación negativa que ha pro- vocado el COVID-19 muchos profesionales sanitarios han vivido un mayor crecimiento profesional y una conciencia de incremen- tar la formación para futuras epidemias. No se puede olvidar que para cuidar hay que cuidarse.
During the COVID-19 pandemic, many critical care nurses have seen our work, in which we had been fluent until then, became a professional challenge that no one could risk. The overload of work was compounded by ignorance of the disease that forced us to update pro- tocols and techniques that were unknown to us. All this led to a state of anxiety, stress and sleep disorders among ICU staff that has triggered the much-feared burnout. WHO has made a series of recommendations for front-line professionals as a strategy to improve the physi - cal and mental well-being of healthcare professionals. Despite all the negative connotation that COVID-19 has caused, many health professionals have experienced greater professional growth and an awareness of increasing training for future epidemics. It cannot be forgotten that to take care you have to take care of yourself.
