Verónica Beatriz González, Natalia Alonso, María Ruggiero, María Eugenia Mirri, María Cecilia Antún
Fundamentos: El hábito de cocinar en el hogar ha sido relacionado con consumos alimentarios más saludables. El programa Mejor Casero se propone incentivar la cocina casera como una estrategia de promoción de una alimentación sostenible, promoviendo la adquisición de habilidades para preparar comidas saludables por parte de la población. El objetivo de este trabajo es describir los resultados de la evaluación del programa en la Ciudad Autónoma de Buenos Aires. Métodos: Estudio descriptivo cuali-cuantitativo transversal. Se realizaron encuestas auto-administradas y entrevistas semi-estructuradas a los asistentes a las clases de cocina. Resultados: El 72,1% de los encuestados refirió haber adquirido información nueva en el taller y el 73,8% se percibió capaz de replicar la receta aprendida. Las figuras del cocinero y del nutricionista se encontraron entre los aspectos más valorados del programa. La simplicidad de la preparación fue el principal determinante para la elección de una receta y las principales fuentes de consulta fueron los videos en redes sociales. Conclusiones: Las clases de cocina constituyen una instancia en la que los participantes del programa adquieren información nueva sobre preparación de alimentos, lo que podría contribuir a mejorar la calidad de la alimentación de los asistentes y los integrantes del hogar.
Background: The habit of cooking at home has been linked to healthier food intake. The Better Homemade program aims to encourage home cooking as a strategy to promote sustainable food, promoting the acquisition of skills to prepare healthy meals by the population. The objective of this work is to describe the results of the evaluation of the program in the Autonomous City of Buenos Aires. Methods: Descriptive quali-quantitative cross-sectional study. Self-administered surveys and semi-structured interviews were conducted among those attending cooking classes. Results: 72.1% of the respondents reported having acquired new information in the workshop and 73.8% perceived themselves capable of replicating the learned recipe. The cook and nutritionist figures were among the most valued aspects of the program. The simplicity of the preparation was the main determinant for the choice of a recipe and the main sources for consultation were videos on social networks. Conclusions: The cooking classes constitute an instance in which the program participants acquire new information about food preparation, which could contribute to improving the quality of the diet of the attendees and the members of their household.