El alcohol es la causa del mayor número de casos de adicción a sustancias, si exceptuamos la producida por el tabaco. De hecho, un 9.5% de la población española entre 15 y 65 años presenta patrones de consumo abusivo y se estima que un 2% de esta población podría cumplir criterios diagnósticos de dependencia alcohol. La intensidad del problema generado por el consumo abusivo de alcohol, junto a estos datos, se manifiesta en la relación de causalidad con el 3.4% de la mortalidad anual. En términos económicos, el abuso de alcohol produce unos costes anuales que, en España, llegan a superar anualmente los 800.000 millones de pesetas. Ante esta situación, las distintas Administraciones Públicas están obligadas a planificar y desarrollar políticas globales. Estas políticas deben englobar acciones dirigidas a tanto a disminuir la accesibilidad a las bebidas alcohólicas como a incrementar la información de la sociedad y limitar el efecto de la publicidad en el individuo. Estas acciones deben complementarse con otras dirigidas a reducir el daño asociado al consumo de alcohol en determinadas situaciones con la oferta de una asistencia normalizada y basada en la evidencia científica.