La creciente investigación ha identificado la calidad de la dieta como un importante contribuyente potencial a la estabilidad y expresión del estado de ánimo. Los patrones dietéticos mediterráneos en comparación con los patrones dietéticos occidentales pueden contribuir a una buena salud mental en general y al trastorno bipolar en particular Los pacientes con trastorno bipolar tienden a tener una dieta de peor calidad, con una mayor ingesta de azúcar, grasas y carbohidratos. Esto puede contribuir tanto a la mala salud física como a la salud mental Se ha demostrado que los ácidos grasos omega-3 y la N-acetilcisteína son complementos dietéticos útiles para el control de los síntomas depresivos bipolares