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La fatiga por compasión puede definirse como el estado de agotamiento y disfunción biológica, psicológica y relacional, resultado de la exposición inmediata o prolongada al estrés por compasión y como el resultado final del proceso progresivo y acumulativo consecuencia del contacto prolongado, continuado e intenso con clientes o pacientes, el uso de uno mismo y la exposición al estrés1.
Este término lo utilizó por primera vez Joinson en el año 1992. Observó alteraciones emocionales de estrés, ansiedad y cansancio entre el personal de enfermería, que atendía a pacientes terminales en unidades de cuidados paliativos.
La fatiga por compasión surge por causas meramente emocionales, consecuencia de la relación sanitario-paciente. Es una respuesta totalmente empática hacia el sufrimiento de los demás. La necesidad de cuidar y ayudar, de entender y comprender el sufrimiento ajeno, de paliar y aliviar su padecimiento, de ayudar a dar respuesta y ayudarle cerrar todos los capítulos de la vida del paciente en su etapa final, supone una carga y un estrés emocional inmenso para los sanitarios2,3.
Esta situación se traduce en un desgaste psicológico, físico, social, laboral y emocional de los trabajadores, que afecta a la calidad de su vida laboral. El personal sanitario desarrolla síntomas psicológicos, como pueden ser sentimientos de infelicidad, frustración, desesperanza, ansiedad, irritabilidad, miedo o culpa por no poder ayudar más al paciente. También, presenta síntomas fisiológicos y somáticos como el agotamiento, el insomnio, el dolor muscular o problemas gastrointestinales y alteraciones en sus relaciones familiares y sociales. Todo esto, hace que su capacidad laboral se vea reducida, siendo incapaces de dar la calidad asistencial necesaria y de ayudar y cuidar al paciente, entrando en un círculo vicioso sin salida3,4.
El conocimiento de la fatiga por compasión y el estrés emocional hace necesario el planteamiento de una serie de estrategias en el ámbito laboral que prevengan y garanticen un entorno de trabajo saludable y una calidad de vida laboral. Tanto el profesional como la institución sanitaria son responsables de esta prevención y para ello, deben utilizar una serie de herramientas que les permitan identificar el problema y minimizar el impacto del desgaste emocional, garantizando una atención sanitaria de calidad.
Técnica de Mindfulness en la prevención y tratamiento de la fatiga por compasión:
Mindfulness es una técnica milenaria de origen hindú que significa atención plena. Su fundamento se basa en tres características principales: Debe ser intencional, debe centrarse en el momento presente y no debe juzgar lo que está sucediendo. Se considera un estilo de vida, en el que se adopta una actitud contemplativa de las emociones y los pensamientos sin luchar contra ellos y aceptando la realidad tal y como se presenta4,5.
Consiste en centrarse en los estímulos de nuestro alrededor en cada instante, concentrarse en un solo aspecto como la respiración, mantener la atención en actividades sencillas y rutinarias analizando el movimiento del cuerpo, músculos, las sensaciones que produce y el esfuerzo que requieren. Es evitar que la mente se centre en aquellas emociones y pensamientos que arrastran a la persona al sufrimiento, la frustración o la impotencia y conseguir aceptar el momento de la vida tal y como es4,5.
Hasta hace poco, las intervenciones sobre la fatiga por compasión se centraban en conseguir el bienestar del paciente. Sin embargo, está claro que parte del bienestar de los pacientes se basa en la calidad de la relación con el personal sanitario (4).
La detección de cada vez más casos de estrés emocional y fatiga por compasión entre el personal sanitario ha provocado que cada vez haya más estudios que analicen este problema de salud, obteniéndose buenos resultados con la aplicación de diferentes programas de meditación.
En 1979, se crea en Estados Unidos el modelo de Kabat-Zinn, programa de meditación basado en Mindfulness5. Este autor propone un programa formal de reducción de estrés denominado Mindfulness Based Stress Reduction (MBSR) en el centro médico de la Universidad de Massachusetts, el cual incluye la meditación en posición sentada, la exploración corporal y el hatha yoga o Mindfulness del movimiento corporal (5). Diversos estudios han visto que este programa de meditación ha servido de base y de guía en posteriores intervenciones de otros autores, introduciendo pequeñas modificaciones estructurales, pero siempre obteniendo resultados positivos sobre el estrés emocional de los sanitarios.
Se ha demostrado que este tipo de terapias ayudan a reducir el estrés, a mejorar las relaciones sanitario-paciente y fomentar la autocompasión y la empatía hacia el paciente. Un entrenamiento adecuado mejora la calidad asistencial, aumentando la capacidad del personal sanitario para detectar las emociones y sentimientos negativos y poco constructivos4,5.
Por todo ello, se hace necesario crear grupos de trabajo o elaborar programas para el personal sanitario que desarrollen este tipo de prácticas y que ayuden a prevenir el desgaste físico, psicológico, social y laboral de los trabajadores de la salud, para conseguir mantener un nivel asistencial de alta calidad.
