Carmen Valencia Jimenez
Salí del turno a las 20:30 horas. Hacía una tarde cálida y el sol brillaba como en primavera, cegándome el camino por la carretera de vuelta a casa. Ya me había acostumbrado a la soledad de la carretera, no me cruzaba con nadie, nadie iba ni venía de vuelta. Todos estábamos confinados [Fragmento de texto].