La diabetes mellitus afecta a cada sistema y a cada órgano del cuerpo. De manera que no debemos sorprendernos que afecte al órgano más extenso de la anatomía humana, es decir la piel, haciéndolo partícipe de numerosas alteraciones y manifestaciones relacionadas con esta enfermedad.
Aunque hay incertidumbre sobre la patogénesis de muchas de las afectaciones cutáneas de la diabetes, sí que es cierto que la mayoría de estas son fácilmente reconocibles por el clínico al realizar una simple exploración “de visu” (las bullas diabeticorum, la dermatopatía diabeticorum, las dishidrosis, la xerosis, la piel cérea, etc).
Algunas de estas alteraciones parecen estar causadas por las complicaciones de la diabetes, vasculopatía y neuropatía, otras de ellas se unen a las causas inmunológicas alteradas y a cambios en la estructura del colágeno, y otras son una consecuencia del tratamiento.[1] Aunque estos desórdenes dermatológicos generalmente aparecen tras el desarrollo de la diabetes, algunos son o se pueden dar en el inicio de la enfermedad. Cabe destacar que muchos de estos desórdenes y complicaciones ocurren a menudo en las zonas inferiores de las piernas y en los pies. Es el propósito de este artículo repasar las manifestaciones dermatológicas de la diabetes que afecten al pie así como la prevención y tratamiento de las mismas.