Pamela F. Cipriano, Katie Boston Leary, Kendra Mcmillan, Cheryl Peterson
Los Estados Unidos van delante del mundo en casos y muertes por el COVID-19. La respuesta del gobierno, mal coordinada, ha carecido de mandatos nacionales, no ha desplegado equipos de protección individual adecuados, provisiones y pruebas, y ha depreciado recomendaciones de los expertos científicos. El COVID19 puso de manifestó las disparidades raciales en la atención sanitaria y, al estallar las protestas contra la injusticia racial, las enfermeras han respondido al llamamiento para hacer frente al racismo como una crisis de salud pública. Las enfermeras también soportan la carencia de equipos de protección individual, desgaste profesional, cargas de trabajo extremas, muertes masivas y miedo a contraer el COVID-19. Mientras se enfrentaban al peligro, las enfermeras han implementado cambios en la práctica y han fomentado nuevos roles y el trabajo en equipo para proporcionar una atención más segura. Es una prioridad a nivel nacional y mundial, promover políticas para la provisión de equipos de protección individual, así como apoyo financiero y de salud mental para las enfermeras