Leyre Satrústegui Ollaquindia, Sandra Vintanel López., Vanesa Palacín Nieto, Patricia Espinosa Capapey, Ana Niño Tena, Lara Palacín Nieto
El hígado graso es una de las enfermedades cada vez más frecuentes, con cerca del 25% de las personas a nivel mundial. Se puede llegar a relacionar con trastornos que se caractericen por la resistencia a la insulina tales como la obesidad abdominal, diabetes tipo II, síndrome metabólico.1 Se pueden llegar a diferenciar dos tipos de hígado graso: el llamado hígado graso no alcohólico y el alcohólico. Este último está estrechamente relacionado con el consumo desmesurado de alcohol, siendo muy frecuente en pacientes alcohólicos.
El hígado graso no alcohólico (HGNA) abarca una serie de complicaciones a lo largo de su evolución: esteatohepatitis no alcohólica, esteatosis hepática, cirrosis y hepatocarcinoma.2 Esta enfermedad mal controlada puede llegar a ser una enfermedad hepática más severa y derivar en otros problemas de salud.1
Fatty liver is one of the increasingly frequent diseases, with about 25% of people worldwide. It can be related to disorders characterized by insulin resistance such as abdominal obesity, type II diabetes, metabolic syndrome.1 Two types of fatty liver can be distinguished: the so-called non-alcoholic fatty liver and the alcoholic one. The latter is closely related to excessive alcohol consumption, being very frequent in alcoholic patients.
Nonalcoholic fatty liver (NAFLD) encompasses a series of complications throughout its evolution: nonalcoholic steatohepatitis, hepatic steatosis, cirrhosis, and hepatocarcinoma.2 This poorly controlled disease can become a more severe liver disease and lead to other health problems.1