Yasmina Urcia Juberias, Ada Bayod García, Beatriz Jiménez Moraleda, José María Monteagudo Fontana, Andrea Espartero González, Sergio López Ferreruela
El lupus eritematoso sistémico (LES) es una enfermedad autoinmunitaria multisistémica compleja, con una gran heterogeneidad en su presentación clínica y una alta morbimortalidad. Aunque su pronóstico ha mejorado de forma notable a lo largo de las últimas décadas, aún siguen existiendo necesidades no cubiertas en esta enfermedad. Es mucho más frecuente en mujeres (10:1), y suele presentarse entre la adolescencia tardía y los 50 años. También es más frecuente y grave en algunos grupos étnicos, en especial afroamericanos e hispanos. El carácter crónico, con episodios de activación o brotes, la presencia de numerosos autoanticuerpos en suero, la gran variabilidad clínica y la respuesta al tratamiento inmunosupresor son muestra de su naturaleza autoinmune.1,2
Systemic lupus erythematosus (SLE) is a complex autoimmune multisystemic disease of great clinical heterogeneity and significant potential morbidity and mortality. Although the outlook for patients with SLE has greatly improved, many unmet needs remain.1 It is much more common in women (10:1), and usually occurs between late adolescence and 50 years. It is also more frequent and severe in some ethnic groups, particularly African Americans and Hispanics. The chronic nature, with activation episodes or outbreaks, the presence of numerous autoantibodies in serum, the great clinical variability and response to immunosuppressive therapy demonstrates its autoimmune nature.2