Azucena Santillán García, María Cruz Minguillón Bengochea, Aurelio Tobías Garcés, Jose L. Jiménez
Cuando respiramos, hablamos, gritamos, cantamos, tosemos o estornudamos emitimos partículas de saliva o fluido respiratorio, que pueden contener virus en caso de estar infectados.1 Las más pequeñas de estas partículas se mantienen y se desplazan en el aire durante minutos a horas. Reciben el nombre de aerosoles. Se han detectado copias de virus en el aire a distancias entre 2 y 5 metros de personas infectadas, siendo además viables en su cultivo [continuar leyendo en el PDF].