Elena Navas, Carmen Olmos Blanco, María del Carmen Medina González, P. Martínez Santos
Introducción y objetivos. Recientemente se han desarrollado leyes sobre los derechos al final de la vida, que permiten dejar constancia anticipada sobre la voluntad del paciente respecto a las medidas terapéuticas últimas, por si, llegado el caso, estuviera incapacitado a expresarlas por situación de agonía o riesgo vital. El objetivo de nuestro estudio fue determinar el grado de conocimiento sobre el documento de instrucciones previas (IP).
Métodos. Se realizó una encuesta validada a 322 pacientes de consultas de Cardiología de un centro de especialidades de la Comunidad de Madrid.
Resultados. El 47,8% fueron mujeres, con una edad media de 63,6 (17,6) años. El 86,6% preferían ser los últimos responsables sobre el cuidado al final de su vida. El 64,3% de los pacientes conocían el testamento vital, pero únicamente un 18,6% de los pacientes encuestados conocían la existencia del registro de IP de la Comunidad de Madrid. Sólo 7,5% tenían registrado dicho documento. Aquellos con estudios universitarios (50,3% de los participantes) y los mayores de 51 años tenían mayor conocimiento sobre la legislación vigente (p=0,013 y p=0,003, respectivamente).
Conclusiones. Aunque la mayoría de los pacientes encuestados conocían la posibilidad de elaborar IP, el porcentaje de pacientes que las registran es minoritario.
Introduccion and aims. Recently, several laws have been developed concerning end-of-life rights, which allow patients to establish in advance their wishes for end-of-life medical care, in case they become unable to communicate their decisions. The aim of our study is to assess the knowledge of advance directive documents (AD) in our population.
Methods. We carried out a cross-sectional survey in 322 patients who attended an outpatient cardiology clinic in the region of Madrid, Spain.
Results. Mean age of our sample was 63.6 (17.6) years, and 47.8% were female. 86.6% of our population prefer to be the ultimate decision maker regarding their end-of-life care. 64.3% of patients were aware of AD documents, but just 18.6% of the surveyed population knew the existence of an official AD registry in the region of Madrid. Only 7.5% of the population had their AD registered. Those patients with college education (50.3% of participants) and patients over 51 years-old had significantly higher knowledge regarding current legislation of AD (p=0.013 and 0.003, respectively).
Conclusions. The majority of our poll patients were aware of the existence of AD documents, but only a small proportion of the sample had their AD documents registered.