En la publicación de la edición 2015-2017 de la NANDA-I, pendiente de traducción al español de la edición 2018-20, se incorporan una serie de conceptos y elementos novedosos a nivel científico, conceptual y de aplicación en la práctica sobre los que considero que merece la pena reflexionar, sobre todo teniendo en cuenta la gran repercusión que tienen sus contenidos en la labor de los profesionales de enfermería en España, al tratarse de la taxonomía de diagnósticos de enfermería seleccionada por nuestra administración sanitaria para la elaboración de los “Informes de cuidados de enfermería” (Real Decreto 1093/2010, de 3 de septiembre, por el que se aprueba el conjunto mínimo de datos de los informes clínicos en el Sistema Nacional de Salud).
En concreto, y dentro de los conceptos reflejados en el ámbito conceptual, me centraré en la afirmación que refleja en relación a sus contenidos, valorándolos como un cuerpo de conocimientos enfermeros, lo que supone el establecimiento de un nivel superior de consideración de los mismos.
Esta nueva valoración de los contenidos supone un impulso en la evolución y desarrollo de esta taxonomía diagnóstica que nació en un primer momento como una simple recopilación, descripción y adjudicación de nombre a algunos de los procesos que las enfermeras abordaban en su práctica diaria, que permitió la elaboración de un listado en la primera I Conferencia de la ANA en 1973.
Posteriormente, este listado se fue completando realizando su presentación de manera ordenada en forma de un listado alfabético de 50 diagnósticos de enfermería en la V Conferencia de la ANA en 1982.
El siguiente paso fue clasificar, organizar y estructurar sus contenidos en forma de una taxonomía, generando la taxonomía I de la NANDA en la VII Conferencia (1986), para en el año 2000 establecer la taxonomía II con 150 diagnósticos de enfermería.
Pues bien, en esta edición 2015-2017, manifiesta que sus contenidos ya no se consideran únicamente como un lenguaje, sino que realmente constituyen un cuerpo de conocimientos enfermeros, cuestión esta sobre la que considero necesario realizar un proceso de reflexión que permita obtener conclusiones sobre la repercusión y relevancia que tiene sobre la propia disciplina enfermera y sobre los profesionales en su práctica diaria.
Para ello, es necesario partir de fundamentos objetivos que aseguren la obtención de conclusiones válidas. En este sentido, parece básico comenzar describiendo la importancia que tiene la existencia y el manejo por parte de los profesionales de su propio cuerpo de conocimiento, Cada disciplina dispone de su propio cuerpo de conocimientos, que es el que permite identificarlo, personalizarlo y diferenciarlo del resto de disciplinas del mismo área o ámbito, por lo que los profesionales tienen la obligación de conocerlo, manejarlo, utilizarlo y aplicarlo de manera habitual en su práctica profesional, para el desarrollo de un ejercicio consecuente.
En el ámbito de las disciplinas sanitarias, la atención a la salud de la población es proporcionada por diferentes profesionales sanitarios, entre los que se encuentran enfermeras, médicos y fisioterapeutas. Esto motiva que exista colaboración y, en ocasiones, hasta superposición de las actuaciones desarrolladas por cada profesional, motivo por el cual cada disciplina debe aportar su cuerpo propio de conocimientos en el proceso de atención única del paciente.
No se entiende la utilización del cuerpo de conocimientos de una única disciplina sanitaria para la atención de la salud de la población, ya que esto supondría una pérdida del nivel de atención de su salud, provocado por la ausencia de una visión integral al realizarla bajo un único enfoque o prisma sanitario.
Por su parte, y en relación al resto de disciplinas sanitarias que no utilizaran su propio cuerpo de conocimientos, supondría la pérdida del sentido de su presencia, pasando los profesionales de las mismas a desempeñar labores técnicas, complementarias y de ayuda al desarrollo del único cuerpo de conocimientos utilizado para la atención a la salud.
Parece por tanto, que esta nueva evolución conceptual, junto con el reconocimiento que dispone en España esta taxonomía de diagnósticos de enfermería para su utilización en la práctica asistencial por parte de los profesionales, constituyen elementos los suficientemente aclaratorios para establecer la necesidad inexcusable que tienen los profesionales de enfermería de disponer de un conocimiento y manejo profundo de la misma, que permita su utilización y aplicación habitual en su práctica clínica diaria.
Antonio Arribas Cachá.
The publication of the 2015-2017 edition of NANDA-I, pending translation into Spanish of the 2018-20 edition, incorporates a series of new concepts and elements at the scientific, conceptual and practice application levels that I consider worth reflecting on, especially considering the great impact that its contents have on the work of nursing professionals in Spain, as it is the taxonomy of nursing diagnoses selected by our health administration for the preparation of the "Nursing Care Reports" (Royal Decree 1093/2010, of September 3, which approves the minimum set of data for clinical reports in the National Health System).
Specifically, and within the concepts reflected in the conceptual scope, I will focus on the statement that it reflects in relation to its contents, valuing them as a body of nursing knowledge, which implies the establishment of a higher level of consideration of the same.
This new valuation of the contents represents a boost in the evolution and development of this diagnostic taxonomy, which was born at first as a simple compilation, description and naming of some of the processes that nurses dealt with in their daily practice, which allowed a list to be drawn up at the first I ANA Conference in 1973.
Subsequently, this list was completed by presenting it in an orderly manner in the form of an alphabetical list of 50 nursing diagnoses at the 5th ANA Conference in 1982.
The next step was to classify, organize and structure its contents in the form of a taxonomy, generating NANDA taxonomy I at the VII Conference (1986), to establish taxonomy II in 2000 with 150 nursing diagnoses.
Well, in this 2015-2017 edition, it states that its contents are no longer considered only as a language, but actually constitute a body of nursing knowledge, a matter on which I consider it necessary to carry out a process of reflection that allows conclusions on the impact and relevance that it has on the nursing discipline itself and on professionals in their daily practice.
To this end, it is necessary to start from objective foundations that ensure that valid conclusions can be drawn. In this sense, it seems essential to begin by describing the importance of the existence and management by professionals of their own body of knowledge, Each discipline has its own body of knowledge, which is what allows it to be identified, personalized and differentiated from other disciplines in the same area or field, so that professionals have the obligation to know it, manage it, use it and apply it regularly in their professional practice, in order to develop a consistent practice.
In the field of health disciplines, the health care of the population is provided by different health professionals, including nurses, physicians and physiotherapists. This leads to collaboration and, on occasions, even overlapping of the actions carried out by each professional, which is why each discipline must contribute its own body of knowledge to the single patient care process.
The use of the body of knowledge of a single health discipline for the health care of the population is not understood, since this would mean a loss of the level of health care, caused by the absence of an integral vision when carried out under a single health care approach or prism.
On the other hand, and in relation to the other health disciplines that do not use their own body of knowledge, it would mean the loss of the sense of their presence, with the professionals of these disciplines having to carry out technical, complementary tasks and help in the development of the only body of knowledge used for health care.
It seems, therefore, that this new conceptual evolution, together with the recognition in Spain of this taxonomy of nursing diagnoses for its use in health care practice by professionals, constitute sufficiently clarifying elements to establish the inexcusable need for nursing professionals to have a deep knowledge and management of it, which allows its use and habitual application in their daily clinical practice.
Antonio Arribas Cachá.