Antonio Arribas Cachá
Que la Enfermería dispone actualmente en nuestro país de un ALTO NIVEL DE CUALIFICACIÓN Y CAPACITACIÓN para el ejercicio de su labor específica, es una realidad objetiva difícil de rebatir, dado los niveles formativos y académicos vigentes en estos momentos para nuestra profesión.
- En cuanto a su nivel de cualificación, se puede mencionar la existencia de una formación universitaria de grado, como requisito básico para el ejercicio de la Enfermería en su ámbito general, el reconocimiento de la formación especializada de enfermería, a través de la regulación del sistema EIR de las diferentes especialidades de enfermería desarrolladas, como requisito formativo complementario para el ejercicio de nuestra profesión en su ámbito especializado o el establecimiento de un recorrido universitario completo de nuestra disciplina, hasta su nivel más elevado a través de la formación de post-grado en sus escalas de Experto universitario, Máster y Doctor, constituyen argumentos lo suficientemente sólidos para poder fundamentar la existencia de ese elevado nivel formativo de nuestra profesión.
- En cuanto a su capacitación, es necesario tener en cuenta que es precisamente la formación reglada la que otorga la capacitación necesaria para el desarrollo de las actuaciones correspondientes que han sido materia de dicha formación. El extenso desarrollo formativo que dispone la Enfermería es el que le concede ese alto nivel de capacitación para el ejercicio de su labor específica, posicionándola como el profesional referente en el ámbito de la atención integral a los cuidados de salud de la población en todos los niveles, desde la promoción y fomento de la salud hasta la atención a las necesidades de cuidados de la población mediante el impulso de los autocuidados y la puesta en marcha de planes de cuidados de enfermería.
Estas capacidades profesionales de la Enfermería son las que generan la existencia de COMPETENCIAS PROPIAS para el desarrollo de su labor específica, de manera autónoma.
En el proceso lógico de generación de competencias, son las capacidades obtenidas a partir de la formación reglada las que generan las correspondientes competencias para su desempeño. Este proceso es el que permite garantizar su aplicación segura (seguridad del paciente) y con la mayor efectividad posible.
En este aspecto, parece necesario reseñar la tremenda relevancia que tiene para la Enfermería que tenga establecida específicamente dentro de su marco profesional el desarrollo de estas competencias, sobre todo si tiene en cuenta que en la actualidad a las medidas de promoción y el fomento de la salud y de cuidados se las reconoce un carácter prioritario para la atención a la salud de la población.
Este cambio de paradigma en la atención sanitaria, en el que el foco de atención pasa de estar centrado en la enfermedad para centrarse en la salud, como medida imprescindible para dar respuesta a las necesidad de salud de la población y de sostenibilidad de los sistemas sanitarios, constituye una realidad reconocida a nivel nacional e internacional y reflejada en nuestra propia Ley General de Sanidad, que ha provocado un cambio muy significativo en el status profesional reservado a la labor de la Enfermería dentro del equipo multidisciplinar de salud. Los profesionales de enfermería deben ser conscientes de este cambio que deben reconocer, asumir y llevarlo a la práctica real en la atención sanitaria de la población.
Pero la Enfermería no sólo tiene adjudicadas estas medidas prioritarias dentro de su marco propio de competencias, sino que además las desarrolla y lo hace con eficacia.
Si existe una realidad percibida y manifestada, es su ELEVADO NIVEL DE EFICACIA DE LOS PROFESIONALES DE ENFERMERÍA EN EL DESARROLLO DE SUS COMPETENCIAS.
El público reconocimiento de las Administraciones Sanitarias de la efectividad en el desarrollo de nuestra labor, valorado como pilar imprescindible para el buen funcionamiento de cualquier sistema sanitario, y los datos manifestados por los usuarios del sistema sanitario a través de las encuestas de satisfacción, en los que posicionan a la Enfermería como profesional sanitario mejor valorado del sistema, parecen datos que avalan esta eficacia en el desarrollo de nuestras competencias.
De este planteamiento, en el que se pasa revisión a algunos de los fundamentos básicos de la Enfermería:
- Es una disciplina científica.
- Dotada de un alto nivel de cualificación y capacitación.
- Que dispone de competencias propias para el desarrollo de su labor profesional.
- Que dentro de sus competencias se enclavan medidas prioritarias en la atención a la salud de la población.
- Que desarrolla su competencias y lo de hace de manera eficiente.
Parecería lógico deducir la existencia de una elevadísima producción científica en el ámbito del fomento y la promoción de la salud, los autocuidados y los planes de cuidados, en la que quedara reflejada toda su labor, sus experiencias y aportara fundamentos consistentes para avanzar en la adquisición de nuevas competencias y mejorar la calidad de las actuales. Sin embargo, esto no sucede así. ¿Qué está pasando? Pues si lo analizamos siguiendo algunos de los principios básicos que son muy familiares en nuestra profesión, podemos considerar cuando no aparece una conducta o una actuación esperada, puede ser debida a que no se sabe, a que no se puede o a que no se quiere.
La Enfermería sabe generar producción científica. Durante su formación de pregrado adquiere conocimientos para realizar la publicación y difusión del resultado de sus actuaciones, y posteriormente los completa a través de la formación continuada o la formación de post-grado.
La Enfermería dispone de números foros de difusión de su labor, a través de jornadas, congresos, publicaciones, manuales, etc. por lo que cada día puede generar más producción científica.
Luego la única opción que nos quedaría es que la Enfermería le falta la motivación necesaria para generar producción científica, lo que podría significar que no le otorga importancia suficiente para destinar los esfuerzos necesarios a su realización. Los profesionales podrían estar completamente centrados en “hacer y actuar”, sin conceder la importancia que merece “difundir lo que se hace”, con el consiguiente error que supone: “lo que no se difunde no se valora y frena el avance”.
En este momento de la reflexión habría que plantearse algunas cuestiones ¿SOMOS CONSCIENTES LOS PROFESIONALES DE LA TREMENDA IMPORTANCIA QUE TIENE LA GENERACIÓN Y DIFUSIÓN CIENTÍFICA EN ENFERMERÍA PARA LA PROFESIÓN EN GENERAL Y PARA LOS PROPIOS PROFESIONALES EN PARTICULAR? Hay que valorar que sólo quien desarrolla una determinada competencia es capaz de generar experiencias y evidencias científicas de la misma, y en este sentido se entiende que la ausencia o escasa generación de experiencias y evidencias científicas en relación a una determinada competencia, hace suponer la ausencia en su desarrollo.
¿SOMOS CONSCIENTES LOS PROFESIONALES QUE ES LA PROPIA ENFERMERÍA LA QUE VA A MARCAR SU PROPIO RUMBO Y FUTURO COMO DISCIPLINA Y COMO PROFESIÓN? La historia de la propia Enfermería demuestra cómo ha ido evolucionando y avanzando como disciplina y como profesión en función exclusivamente de demostrar, a través de la ciencia, la relevancia e importancia de su labor.
De todos era conocida la relevancia de la labor de las enfermeras en la práctica a lo largo de la historia, pero no fue hasta que se publicaron datos científicos que demostraban la repercusión de su labor en la salud de las personas, que fueron reconocidas como profesionales, para posteriormente ir avanzando en base a la generación de desarrollo que validaban su labor.
¿SOMOS CONSCIENTES QUE ES NECESARIO ARGUMENTAR LA NECESIDAD DE NUESTRA PRESENCIA PROFESIONAL EN EL SISTEMA SANITARIO? A todos los profesionales nos ocupa y nos preocupa la existencia de un número de plazas necesarias de profesionales de enfermería que nos permita ejercer nuestra labor y ejercerla de manera adecuada, sin embargo no siempre entendemos que el número de plazas en nuestra sociedad las plantean los gestores sanitarios en función de los datos existentes y las evidencias sobre la relevancia del desempeño de las competencias propias de cada profesional, en este caso de la Enfermería.
El desarrollo de nuevas competencias y servicios de salud a la población, la potenciación de medidas de fomento y la promoción de la salud, la capacidad resolutiva de problemas de cuidados de salud a la población, el diseño de nuevos sistemas destinados a la seguridad del paciente, la mejora en la calidad de la atención, la atención integral de la persona, la atención a la comunidad, etc. son algunos ejemplos de competencias propias de Enfermería sobre las que es imprescindible generar los datos y evidencias necesarias que demuestren la necesidad de disponer de profesionales de enfermería para su desempeño.
¿SOMOS CONSCIENTES QUE DEJAMOS EL CAMPO LIBRE PARA QUE OTRAS DISCIPLINAS SANITARIAS OCUPEN LAS COMPETENCIAS QUE LE CORRESPONDE A LA ENFERMERÍA SEGÚN SU FORMACIÓN Y CAPACIDADES? El fomento y promoción de la salud y los cuidados constituyen en este momento parcelas centrales en la atención sanitaria, localizadas dentro de las competencias propias de la Enfermería, sobre las que otras disciplinas quieren actuar por su relevancia e importancia, llegando incluso a reconducir sus propios paradigmas para intentar abordarlas.
Expresiones tales como “cuidados médicos” u otras similares en relación a otras disciplinas, como farmacia, reflejan claramente el interés en la actuación de estos profesionales sobre estas parcelas enclavadas dentro del ámbito propio de la Enfermería, ante la pasividad existente en la producción científica.
Quiero finalizar manifestando que según estos argumentos parece imprescindible motivar a los profesionales de la necesidad de generar producción científica abundante, propia y específica de Enfermería, producción científica de calidad, como medida indispensable para consolidar y continuar el avance y el camino diseñado desde Florence Nightingale por las enfermeras referentes de nuestra profesión.
Antonio Arribas Cachá Dirección
That Nursing currently has in our country a HIGH LEVEL OF QUALIFICATION AND TRAINING for the exercise of its specific work, is an objective reality difficult to refute, given the training and academic levels currently in force for our profession.
- Regarding the level of qualification, we can mention the existence of a university degree, as a basic requirement for the practice of nursing in general, the recognition of specialized nursing training, through the regulation of the EIR system of the different nursing specialties developed, as a complementary training requirement for the practice of our profession in its specialized field or the establishment of a complete university course of our discipline, up to its highest level through postgraduate training in its scales of University Expert, Master and Doctor, constitute solid enough arguments to support the existence of this high level of training of our profession.
- As for their training, it is necessary to take into account that it is precisely the regulated training that provides the necessary training for the development of the corresponding actions that have been the subject of such training. The extensive training development available to the nursing profession is what gives it this high level of training for the exercise of its specific work, positioning it as the reference professional in the field of comprehensive health care for the population at all levels, from the promotion and promotion of health to the attention to the care needs of the population through the promotion of self-care and the implementation of nursing care plans.
These professional capabilities of Nursing are those that generate the existence of OWN COMPETENCIES for the development of their specific work, in an autonomous manner.
In the logical process of generating competencies, it is the skills obtained from formal training that generate the corresponding competencies for their performance. This process is what guarantees their safe application (patient safety) and the greatest possible effectiveness.
In this aspect, it seems necessary to highlight the tremendous relevance for Nursing that the development of these competencies is specifically established within its professional framework, especially if we take into account that nowadays health promotion, health promotion and care measures are recognized as a priority for the health care of the population.
This paradigm shift in health care, in which the focus of attention shifts from disease to health, as an essential measure to respond to the health needs of the population and the sustainability of health systems, is a reality recognized nationally and internationally and reflected in our own General Health Law, which has led to a very significant change in the professional status reserved for the work of nursing within the multidisciplinary health team. Nursing professionals must be aware of this change, which they must recognize, assume and put into real practice in the health care of the population.
But nursing is not only assigned these priority measures within its own framework of competencies, but it also develops them and does so effectively.
If there is a perceived and manifested reality, it is the HIGH LEVEL OF EFFECTIVENESS OF NURSING PROFESSIONALS IN THE DEVELOPMENT OF THEIR COMPETENCES.
The public recognition of the Health Administrations of the effectiveness in the development of our work, valued as an essential pillar for the proper functioning of any health system, and the data expressed by the users of the health system through satisfaction surveys, in which Nursing is positioned as the best valued health professional in the system, seem data that support this effectiveness in the development of our competences.
From this approach, in which some of the basic fundamentals of nursing are reviewed:
- It is a scientific discipline.
- Endowed with a high level of qualification and training.
- It has its own competencies for the development of its professional work.
- That its competencies include priority measures in the health care of the population.
- That he/she develops his/her competences and does it in an efficient way.
It would seem logical to deduce the existence of a very high scientific production in the field of health promotion, self-care and care plans, reflecting all their work and experiences and providing a consistent basis for progress in the acquisition of new competencies and improving the quality of current ones. However, this is not the case. What is happening? Well, if we analyze it following some of the basic principles that are very familiar in our profession, we can consider that when an expected behavior or action does not appear, it may be due to not knowing, not being able to or not wanting to.
Nursing knows how to generate scientific production. During their undergraduate training, they acquire knowledge to publish and disseminate the results of their actions, and later they complete them through continuing education or postgraduate training.
Nursing has numerous forums for the dissemination of its work, through conferences, congresses, publications, manuals, etc., so that it can generate more scientific production every day.
Therefore, the only option left is that Nursing lacks the necessary motivation to generate scientific production, which could mean that it does not attach enough importance to it to devote the necessary efforts to its realization. Professionals could be completely focused on "doing and acting", without giving the importance that "disseminating what is done" deserves, with the consequent error that implies: "what is not disseminated is not valued and slows down progress".
At this point of reflection, we should ask ourselves a few questions ARE WE PROFESSIONALS AWARE OF THE TREMENDOUS IMPORTANCE OF SCIENTIFIC GENERATION AND DISSEMINATION IN NURSING FOR THE PROFESSION IN GENERAL AND FOR THE PROFESSIONALS THEMSELVES IN PARTICULAR? It must be considered that only those who develop a given competency are capable of generating experiences and scientific evidence of the same, and in this sense it is understood that the absence or scarce generation of experiences and scientific evidence in relation to a given competency implies the absence of its development.
ARE WE PROFESSIONALS AWARE THAT IT IS NURSING ITSELF THAT IS GOING TO SET ITS OWN COURSE AND FUTURE AS A DISCIPLINE AND AS A PROFESSION? The history of nursing itself shows how it has been evolving and advancing as a discipline and as a profession based exclusively on demonstrating, through science, the relevance and importance of its work.
Everyone knew the relevance of the work of nurses in practice throughout history, but it was not until scientific data were published demonstrating the impact of their work on the health of people, that they were recognized as professionals, and subsequently advanced based on the generation of development that validated their work.
ARE WE AWARE THAT IT IS NECESSARY TO ARGUE THE NEED FOR OUR PROFESSIONAL PRESENCE IN THE HEALTHCARE SYSTEM? All of us professionals are concerned and worried about the existence of the necessary number of places for nursing professionals that will allow us to carry out our work and do it properly. However, we do not always understand that the number of places in our society is proposed by health managers based on existing data and evidence on the relevance of the performance of the competencies of each professional, in this case Nursing.
The development of new competencies and health services for the population, the promotion of measures to encourage and promote health, the ability to solve health care problems for the population, the design of new systems aimed at patient safety, the improvement in the quality of care, comprehensive care for the individual, community care, etc. are some examples of nursing competencies for which it is essential to generate the necessary data and evidence to demonstrate the need for nursing professionals to carry them out.
ARE WE AWARE THAT WE ARE LEAVING THE FIELD OPEN FOR OTHER HEALTH DISCIPLINES TO OCCUPY THE COMPETENCIES THAT CORRESPOND TO NURSING ACCORDING TO ITS TRAINING AND CAPABILITIES? The promotion and promotion of health and care are currently central areas in health care, located within the competencies of nursing itself, on which other disciplines want to act because of their relevance and importance, even going so far as to redirect their own paradigms in an attempt to address them.
Expressions such as "medical care" or other similar ones in relation to other disciplines, such as pharmacy, clearly reflect the interest of these professionals in acting on these areas within the scope of Nursing, in the face of the passivity existing in scientific production.
I would like to conclude by stating that according to these arguments it seems essential to motivate professionals of the need to generate abundant scientific production, specific to Nursing, quality scientific production, as an indispensable measure to consolidate and continue the progress and the path designed since Florence Nightingale by the leading nurses of our profession.
Antonio Arribas Cachá