La Orden Hospitalaria desde sus orígenes ha ofrecido su servicio en situaciones de calamidad. Ha respondido con medios humanos y materiales. Todo ello realizado con un estilo particular de entrega y servicio al estilo de San Juan de Dios. Humanizando la asistencia y siendo siempre generosos y arriesgados a pesar de las posibilidades de contagio, “aún a riesgo de la propia vida”.