La obra de Juan Luis Vives, Socorro de los pobres (Brujas, 1526) supone un cambio en la historia de la enfermería porque recoge la transición de la sociedad medieval, que concebía los cuidados como un vehículo de salvación y traducía el sufrimiento en virtud cristiana, hacia la sociedad renacentista, cuyo valor, que empieza a ser el trabajo, convierte los cuidados en una profesión, y al enfermo, en sujeto reintegrable en la sociedad: las prácticas capitalistas transforman el modo de producción (infraestructura) y éste, la cultura de los cuidados enfermeros (superestructura).