Zaragoza, España
Objetivo El envejecimiento de la población es una realidad objetivable para la que los sistemas de salud no están adaptados. La Organización Mundial de la Salud ya ha avisado de la importancia de la implementación de medidas específicas, que abarcan desde la formación pregrado hasta la instauración de un número adecuado de geriatras, para seguimiento de los pacientes mayores. Nos proponemos analizar si la intervención del geriatra en el seguimiento del paciente neuroquirúrgico aporta beneficios.
Material y métodos Se lleva a cabo un estudio descriptivo de cohortes, parcialmente prospectivo, analizando a todos los pacientes mayores de 75 años ingresados a cargo del servicio de Neurocirugía y que fueron atendidos en seguimiento compartido por Geriatría desde junio de 2015 hasta febrero de 2017. Se comparan con los pacientes mayores de 75 años ingresados en Neurocirugía entre octubre de 2013 y mayo de 2015 (periodo equivalente) en el que los geriatras solo intervinieron como unidad de valoración sociosanitaria a la hora de derivar al paciente a otro nivel asistencial. Se analizaron edad media, sexo, entidad neuroquirúrgica que motivó el ingreso, estancia media, complicaciones infecciosas, referencia escrita de síndrome confusional, ingreso en unidad de cuidados intensivos, necesidad de interconsulta con otros servicios, reintervención quirúrgica, mortalidad durante el ingreso, derivación a recurso sociosanitario, reingreso al mes y mortalidad al año.
Resultados Se comparó a un total de 173 pacientes en seguimiento conjunto con 189 del periodo previo. Ambas cohortes presentaron características demográficas similares. Durante el periodo de manejo conjunto se redujeron la estancia media hospitalaria, la incidencia de complicaciones infecciosas, la necesidad de ingreso urgente en unidad de cuidados intensivos, la necesidad de interconsulta con otras especialidades, la tasa de readmisión a los 30 días y la mortalidad anual, todas ellas con diferencias estadísticamente significativas.
Conclusiones El seguimiento compartido entre Neurocirugía y Geriatría disminuye la estancia media, la morbilidad, la necesidad de interconsulta con otras especialidades, el reingreso precoz y la mortalidad al año en los mayores de 75 años. Además, prioriza una atención centrada en la persona, disminuye costes y racionaliza los recursos.
Objective Population ageing is a reality for which national health systems are not adapted. The World Health Organisation has already raised awareness about the implementation of specific measures, from undergraduate training to dedicated elderly care units, to tackle this situation. In this article, the aim is to analyse the potential benefits of geriatric monitoring on elderly neurosurgical patients.
Material and methods A descriptive analysis was performed in this medical centre, comparing the information collected from elderly patients (over 75 years of age) admitted into the neurosurgical department during 2periods: June 2015 to February 2017, in which a shared geriatric monitoring was implemented, and between October 2013 and May 2015, equivalent period, in which only the geriatrician performed the evaluation of the patients’ general condition, before referring them to other social-healthcare units. A number of factors were considered, including mean age, gender, the neurosurgical condition that led to admission, mean stay, infectious complications, acute confusional syndrome, admission into an intensive care unit, need for support from other medical departments, reoperations, mortality during hospitalisation, referral to social-health units, readmission within a month, and mortality within a year.
Results A total of 173 patients on shared monitoring were compared to 189 patients from the previous period. Both groups had similar demographic characteristics. During the analysis, a significant reduction was observed in shared monitoring as regards, mean hospitalisation, infectious complications, admissions into an intensive care unit, the need for support from other medical departments, readmissions within a month, and mortality within a year.
Conclusions On patients of over 75 years of age, shared geriatric-neurosurgical monitoring reduces mean hospitalisation, morbidity, the need for support from other medical departments, early readmission, and mortality within a year. This strategy prioritises patient care, reduces costs, and rationalises resources.