María Eugenia Acosta Mosquera
El implante de un Desfibrilador Automático (DAI) supone para el paciente y su familia un largo y difícil proceso desde el inicio de la fase asistencial que está marcada por la gravedad de la patología. Posteriormente tras el alta, el paciente se enfrenta en compañía de su familia a la nueva realidad como consecuencia del implante. Ello implica que la mayoría de los pacientes tengan una peor Calidad de Vida, y en ocasiones, sufran trastornos depresivos que dificultan las relaciones familiares.
En este relato biográfico se describe la experiencia de un paciente de 34 años, con una situación laboral en activo. Su testimonio aporta una gran riqueza de información, ya que en este caso, una vida anterior marcada por el abuso de estupefacientes, provoca que tras el implante, el paciente experimente una mejor Calidad de Vida debido a la necesidad de replantearse su vida, y de adoptar hábitos de vida más saludables.
The implant of a Cardioverter Defibrillator (ICD) imposes in patient and his family a large and difficult process since the beginning of the hospitalization phase, which is marked by the seriousness of the illness. Subsequently after hospital discharge, patient and his family must afford the new reality as a consequence of the implant. That employs a worse Quality of Life in the majority of patients, and sometimes, the appearance of depressive illness which causes problems in family relationships.
In this biographical report, the experience of a 34 age patient, with an active labour situation, is described. His comments contribute with a great wealth of information, because in this case his previous life marked by a drug abuse, provoked that after the implant, patient would experiment a better Quality of Life, and would adopt healthy habits.