La verdad, no recuerdo bien como empezó todo. Recuerdo que, cuando comenzó el confinamiento, yo estaba en el paro, preparándome unas oposiciones para un puesto de sustitución de tres años de Trabajo Social en el Ayuntamiento de mi pueblo, con las cuales me acabe desmotivando y dejé por no ver un fin. Como Trabajadora Social me preguntaba que podía hacer para ayudar, me informé y acabé inscribiéndome en el servicio de voluntariado de mi pueblo destinado a hacer labores de ayuda a aquellas personas que eran positivas en Covid-19 y no podían salir de sus casas para satisfacer las necesidades básicas, como ir a hacer la compra [Fragmento de texto].