Las enfermeras nos planteamos las diferentes formas con las que podemos comunicarnos con nuestros pacientes, pero quizás deberíamos pro-fundizar cuántas veces somos nosotras mismas las que, prejuzgamos situaciones, y acabamos siendo las que ponemos barreras a la comunica-ción. El relato que a continuación describimos es una historia real, donde su protagonista, tras el seudónimo de Serafín, nos muestra cómo en las últimas horas de su vida, ni su mudez ni la gravedad de su enfermedad limitaron su comunicación con la persona que lo cuidaba y que a su vez era quien realmente lo conocía. En una residencia de mayores cuando las personas precisan cuidados paliativos, se trabaja con las ventajas de poder ejercer un cuidado que va más allá del confort y del alivio de síntomas. En este tipo de instituciones los profesionales han convivido durante años con sus pacientes y en muchas ocasiones, tan solo una mirada puede hacer que la persona muera en paz.
Nursing raise differents ways to comunicate with patients. Perhaps, we should focus in how many times we prejudge different situations, making more difficult the comunication. This narrative is based in real story, where the character, called Serafin, in the final hours of his life, he shows how neither his muteness nor the severity of his disease could restrict the comunication with the person who cares him and realy knows him. In an old people´s home where people needs paliative care, nurses work with the advantage of caring that goes beyond confort and relieve the calm of the symptoms. In this kind of institutions, professionals have lived for years with their patients and, in many ocassions, with only an occasional glance they can make the patient die in peace.