El siglo XXI aporta una reflexión a la hora de diseñar servicios sanitarios. Hay que ser conscientes de que deben diseñarse servicios capaces de tener en cuenta necesidades individuales de las personas y por tanto, también sus vivencias sobre su experiencia con la enfermedad, sus capacidades y sus expectativas. Sin duda juegan un papel importante las experiencias vividas y las expectativas que generan dichas experiencias en los pacientes y en sus familias. Es frecuente escuchar juicios de valor por parte de los profesionales sobre aquello que a su entender es lo relevante para el enfermo. Sin embargo, solo los pacientes son capaces de relatar aquello que realmente les impacta y por ello son los profesionales quienes deben ser capaces de escucharles para realmente poder cuidar y acompañar en dicha experiencia. El objetivo de este relato y relato autobiográfico, es llamar la atención sobre hechos que parecen nimios a los ojos de los profesionales pero que pueden ser determinantes o influyentes ante la experiencia del sufrimiento propio o de un ser próximo. La experiencia debe escucharse en el relato de los pacientes y debemos ser capaces de utilizarla en el acompañamiento del bienestar de los pacientes para tener planes de cuidados eficaces.
The XXI century brings a reflection when designing health services. One must be aware that they must be designed services capable of taking into account individual needs of people and thus also their experiences about their experience with the disease, its capabilities and their expectations. Certainly play an important role in the experiences and expectations generated by these experiences in patients and their families. One often hears value judgments by professionals on what your understanding is relevant to the patient. However, only patients are able to tell what really impacts them and so are the professions who must be able to listen to really be able to care and accompany the experience. The objective of those stories is to draw attention to facts that seem trivial in the eyes of the professionals but can be decisive or influential to the experience of own suffering or be near. The experience must be heard in the story of patients and be able to use it in accompanying welfare of patients to have effective care plans.