Apolo García Palomares, Eva Abad Corpa , María Jesús Pascau González-Garzón, Ruth Sánchez Pérez
Afortunadamente, nuestra sociedad, avanza en cuanto a libertades individuales. Esto se hace evidente desde la aparición de la Ley 41/ 2002 básica reguladora de la autonomía del paciente y de derechos y obligaciones en materia de información y documentación clínica, entrando en vigor el 16 de mayo de 2003 donde quedan reflejados los mínimos éticos por debajo de los cuales nadie debe situarse. Está Ley además de otorgar protagonismo al respeto de la autonomía de nuestros pacientes hace referencia al documento de Instrucciones Previas (IP), entendiendo por este como una declaración anticipada de elección de cuidados para que esta se cumpla en el momento en que llegue a situaciones en cuyas circunstancias no sea capaz de expresarlos personalmente cuando se acerque al fallecimiento. La literatura muestra que las IP son un fenómeno donde están involucrados no solo los pacientes y profesionales sanitarios, sino la sociedad en su conjunto. Este artículo pretende revisar cuál es la participación de los profesionales sanitarios en este proceso, e intenta reflexionar sobre el profesional que liderará y motivará este fenómeno, para no identificar el proceso de cuidado con la simple revisión de la firma de un documento, sino mas bien con la planificación de las decisiones sanitarias al final de la vida desde una concepción integral de los cuidados.
Our society keeps on achieving goals regarding individual liberties. This fact has been reinforced since the law 41/2002 (basic law on patient rights, duties and autonomy regarding health information and documentation) was approved on May 16th 2003. This law establishes the ethic boundaries not to be crossed regarding health attention. Additionally to the patient autonomy, this law includes the reference to the living wills, defined as an anticipated declaration about the desired care in case of loosing the capability to give an opinion about it when the end of life is coming.
Literature makes clear that living wills are a phenomena in which not only the patients and the health professionals are involved, but the whole society.
This article aims to revise the participation of the health and medical professionals in this process, as well as to think about the role of the health carer leading this process. The objective is not to reduce the caring process to a simple document signing, but to plan health decisions when the end of life is coming from a global conception of the caring process