Cádiz, España
Antecedentes: En un brote de COVID-19, las residencias geriátricas asistidas son entornos donde existe un riesgo elevado de tener resultados graves. Ello se debe tanto a la edad avanzada de los residentes y a la frecuencia con que presentan problemas de salud crónicos como al movimiento del personal sanitario entre instalaciones de la zona.
Métodos: Tras la identificación, el 28 de febrero de 2020, de un caso confirmado de COVID-19 en una residencia asistida en el condado de King, Washington, Salud Pública-Seattle y el condado de King, con la ayuda de los Centros para el Control y la Prevención de Enfermedades, pusieron en marcha una investigación del caso, la localización de contactos, la cuarentena de las personas expuestas, el aislamiento de los casos confirmados y sospechosos y la mejora in situ de la prevención y el control de la infección.
Resultados: El 18 de marzo se determinó que un total de 167 casos confirmados de COVID-19, que afectaban a 101 residentes, 50 trabajadores sanitarios y 16 visitantes, estaban vinculados epidemiológicamente a la residencia. La mayoría de los residentes afectados presentaban enfermedades respiratorias compatibles con la COVID-19; sin embargo, en 7 residentes no se documentaron síntomas. Las tasas de hospitalización de los residentes, de los visitantes y del personal fueron del 54,5%, 50,0% y 6,0%, respectivamente. La tasa de letalidad de los residentes fue del 33,7% (34 de 101). En esa misma fecha se había identificado al menos un caso confirmado de COVID-19 en un total de 30 centros asistidos en el condado de King.
Conclusiones: En el contexto del rápido aumento de los brotes de COVID-19, se necesitan medidas proactivas por parte de las residencias geriátricas para identificar y excluir al personal y a los visitantes potencialmente infectados, vigilar activamente a los pacientes potencialmente infectados y aplicar medidas apropiadas de prevención y control de la infección para evitar la introducción del COVID-19.