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Sue Turale, Chutima Meechamnan, Wipada Kunaviktikul
En todo el mundo, las enfermeras y matronas están trabajando arduamente para detectar los casos de COVID-19, salvar vidas o dar consuelo ante la muerte, instruirse a sí mismas y al público sobre las medidas de protección para detener la propagación del virus, mientras siguen cuidando a los que no están infectados por el virus. En muchos países, las enfermeras están trabajando bajo el asedio virtual de esta pandemia, sin suficientes recursos ni equipo de protección personal, con un número abrumador de pacientes, escasez de personal, sistemas de salud poco preparados y fallos en la cadena de suministro. Las enfermeras y otros trabajadores sanitarios y de emergencias sufren estrés físico y emocional, además de angustia moral por valores profesionales en conflicto. Se enfrentan a cuestiones éticas complejas y desagradables en la práctica, a conflictos morales, a altos niveles de mortalidad de los pacientes y largas horas de trabajo. Un número creciente de enfermeras están infectadas con SARS-CoV-2 o mueren en el cumplimiento del deber. Las enfermeras necesitan un fuerte coraje moral, resistencia y resiliencia para trabajar en la primera línea de la pandemia a menudo están alejadas de sus seres queridos.
