Ignacio Ara Royo , José Antonio López Calbet
, Cecilia Dorado García, G. Vicente Rodríguez
El pico de masa ósea se alcanza, normalmente, en la tercera década de vida. Sin embargo, la mayor velocidad de acumulación de capital óseo se produce en el periodo pre y peri puberal, que corresponde con los estadios 2-3 de Tanner. Este periodo es especialmente sensible a los agentes potencialmente osteogénicos, como la estimulación mecánica (actividad física), la actividad hormonal o la dieta. De hecho, los beneficios proporcionados por la actividad física sobre el esqueleto son mayores cuando la práctica deportiva se comienza antes o durante la etapa puberal. Además, el ejercicio físico aumenta los beneficios de la ingesta o suplementación con calcio, e incluso es capaz de contrarrestar los efectos adversos de una dieta deficiente en calcio, en las regiones óseas sometidas a carga. Por otra parte, un aporte energético deficiente se asocia a niveles de masa ósea disminuidos. Por lo tanto, la salud ósea durante el crecimiento y la vida adulta, depende de un aporte adecuado de calcio, vitamina D y energía (calorías), complementado con una estimulación mecánica (actividad física) apropiada a lo largo de la vida.