Francisco Herrera Rodríguez (res.)
Si Vicente Blasco Ibáñez (1867-1928) debe ser considerado o no como miembro de la Generación del 98 es algo que dejamos a la consideración de los expertos en teoría literaria, pero sí creemos que fue uno de los escritores más combativos en esos años finiseculares y en los albores del siglo XX; años en que el pensamiento del escritor valenciano estaba muy marcado por el republicanismo y el anticlericalismo, sin olvidarnos de su admiración intelectual por Émile Zola (1840-1902), al cual llegó a visitar en París en 1902, meses antes del fallecimiento del escritor francés. En estos años Blasco Ibáñez publicó obras que pueden ser consideradas de filiación naturalista como Arroz y tartana (1894), La barraca (1898) o Cañas y barro (1902); pero también durante estos años demostró públicamente su vocación política y periodística; recuérdese que fue precisamente en 1898 cuando consiguió por primera vez un acta de Diputado a Cortes. Un año de profunda crisis militar marcado por la pérdida de Cuba, Puerto Rico y Filipinas, que ha sido señalado como en el que diversos sectores de la sociedad española apuntaron una quiebra política del régimen liberal de la Restauración de 1876 [Fragmento de texto]