La enfermera debe distinguir la idiosincrasia de los enfermos. Uno prefiere sufrir para sí su propio dolor, con el fin de llamar lo menos posible la atención. Otro prefiere inspirar compasión y tener siempre a alguien a su lado. Ambas peculiaridades pueden observarse y habría que complacerlas más de lo que se hace, porque sucede que a veces se fuerza la asistencia al constante al primero, que no desean más que le “dejen solo”, y se abandona al segundo, dándole la impresión de que no se le hace caso [continuar en el PDF].