Manuel Amezcua Martínez
El Año Internacional de las Enfermeras, proclamado así por la Organización Mundial de la Salud al conmemorarse en 2020 el bicentenario del nacimiento de Florence Nightingale, está siendo pródigo en actividades divulgativas que pretenden mostrar la importancia de la figura que logró dar un vuelco a la Enfermería hasta colocarla entre las profesiones más deseadas entre las mujeres de su tiempo, sin distinción de clases. Como no podía ser menos, la Fundación Index ha querido contribuir también a su homenaje organizando la campaña Nightingale-2020, cuyas actividades pueden seguirse a través de la web de la iniciativa (http://www.fundacionindex. com/nightingale/). Entre ellas celebramos el coloquio “Florence Nightingale contra las Epidemias”,1 con el que se intentó arrojar algo de luz sobre una gesta que ha sido tan idealizada por la historia que hoy Florence Nightingale llega a parecernos un personaje fuera de la realidad. Cuando lo cierto es que tenemos la oportunidad de seguir aprendiendo de su legado si nos acercamos de una forma racional a su obra, comprendiendo las circunstancias que hicieron posible un cambio profundo en los sistemas de salud que conllevó la protección de muchas vidas y la dignificación de una profesión como la Enfermería. Y esto cobra mayor relevancia ante la situación de pandemia que hoy estamos viviendo. ¿Fue su conciencia humanística el motor del cambio? ¿Lo hizo su preparación y acendrado empirismo? ¿Influyó el marco de relaciones que le procuró su estatus burgués? ¿En qué radicó su poder? [continuar leyendo en el PDF].