Lilia Jannet Saldarriaga Sandoval
La pandemia que se viene presentando en el mundo al actual brote de Coronavirus (COVID-19) y los esfuerzos masivos de los gobiernos ponen a prueba la preparación ante emergencias y capacidad de respuesta por el personal de salud. En el Perú el personal de enfermería se encuentra en la primera línea dentro de los establecimientos, situación que enfrentan por ser quien está en contacto directo con los pacientes, y quien ofrece cuidados vitales en todos los pacientes y en cada una de esas circunstancias que se vienen presentando desde que llego al país el primer caso de COVID-19(1).
Actualmente, el país se enfrenta a la demanda de atenciones de pacientes con signos y síntomas de COVID-19, debido al contagio masivo en todas las ciudades del país, y en la que existen algunas con mayor cantidad de infectados, visibilizándose la falta de dotación de personal de enfermería para enfrentar la necesidad de atención de estos pacientes, atender gran cantidad de pacientes, con déficit de condiciones e insumos para realizar su trabajo con seguridad, trabajar en servicios hacinados, trabajar bajo presión y omitiendo cuidados por falta de tiempo de largas jornadas de trabajo. Por lo tanto, se hace necesario planificar la oferta y la demanda de enfermeras la cual es una prioridad de los gestores de salud, siendo tan fundamental que se destaca la atención por los responsables en velar por el bienestar de la salud de la población y no solo en tiempos de pandemia, pues su contribución de enfermería es decisiva para lograr, dar respuesta a la emergencia, brindando seguridad del paciente y que la prestación de atención integrada este centrada en la persona.
Es reconocido por organismos internacionales, los mismos que son publicados recientemente, que enfermería es el grupo ocupacional más numeroso del sector de la salud, ya que representa aproximadamente el 59% de las profesiones sanitarias en todo el mundo(2), en el Perú a nivel nacional se ha superado el umbral establecido por la Organización Mundial de la Salud (25 por 10 000 habitantes) para garantizar la cobertura de servicios de Salud, cifras que son en general y no refleja las zonas más pobres del país(3).
Al respecto la necesidad de invertir en enfermería contribuirá no solo al logro de las metas relacionadas con la salud, sino también a las metas relacionadas con la educación, la igualdad de género, el trabajo decente y el crecimiento económico, por lo tanto el esfuerzo de los gobiernos en reforzar las capacidades de liderazgo, buena gobernanza y gestión del personal de enfermería; optimizar el retorno de las inversiones actuales en enfermería mediante la adopción de las opciones normativas necesarias con respecto a la formación teórica, el trabajo decente, la remuneración justa, la movilización, el ejercicio de la profesión, la productividad, la reglamentación y la fidelización del personal de enfermería; acelerar y mantener inversiones adicionales en formación teórica, competencias y puestos de trabajo del sector de la enfermería.