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E.O. Mashia, Neltjie C. van Wyk, Ronell Leech
Objetivo: El objetivo de este estudio fue analizar y describir cómo la presión de compañeros y la coerción social a la actividad sexual se manifestaron entre adolescentes en un distrito de Sudáfrica y cómo las enfermeras de atención primaria de salud podrían ayudarles a resistir.
Antecedentes: Cuando los adolescentes participan en actividades sexuales tempranas, los embarazos no planificados y las infecciones de transmisión sexual se convierten en amenazas para la salud. A pesar de los programas gubernamentales de promoción de la salud para mejorar la salud sexual de los jóvenes en Sudáfrica, los adolescentes siguen teniendo relaciones sexuales sin protección e incluso parejas sexuales múltiples.
Métodos: Se realizó un estudio de teoría fundamentada constructivista. La muestra inicial consistió en 10 adolescentes y nueve enfermeras profesionales seleccionadas de seis clínicas de atención primaria en el distrito identificado. Se recopilaron y analizaron los datos comparativos constantes para identificar los códigos iniciales, teóricamente saturados a través de otra ronda de recopilación y análisis de datos con la participación de cinco profesionales (cuatro enfermeras profesionales y un educador sanitario).
Resultados: Los resultados del estudio se refieren a la definición de presión y coerción sociales y la relación entre enfermeras profesionales y adolescentes. Se identificaron formas de optimizar la relación para que las enfermeras sustituyan las deficiencias de los padres para guiar a los adolescentes hacia un comportamiento sexual responsable y abordar la vulnerabilidad de los adolescentes con respecto a la presión social.
Conclusión: Se identificaron incidentes desafiantes de interacción entre adolescentes y enfermeras que justificaban diferentes planteamientos para aprovechar las iniciativas existentes para mejorar los servicios sanitarios orientados a los adolescentes.
Implicaciones para la práctica y la política de enfermería: Las enfermeras de atención primaria de salud deberían desempeñar roles complementarios para sustituir a los padres que no tienen las habilidades para guiar a sus hijos adolescentes hacia un comportamiento sexual responsable. Deben desarrollarse programas para que las enfermeras puedan optimizar sus relaciones con los adolescentes y ofrecer servicios a través de unidades móviles de atención sanitaria a los adolescentes donde ellos socializan regularmente. La gestión debería proporcionar presupuesto para que las enfermeras utilicen multimedia para interactuar con los adolescentes.
