Tracey McDonald
Nuestra identidad clínica en enfermería está siendo descuidada, ya que se reduce a un rol de apoyo a otros clínicos. Detrás de este proceso se encuentra una red de políticas que involucran la concesión de la licencia y las credenciales de profesionales de salud, la estandarización de la formación de grado en Enfermería, los modelos de dotación de personal hospitalario y el diseño del trabajo en enfermería, limitaciones de autorización para la enfermera, la financiación pública de los servicios de enfermería y el acceso de clientes a ítems de seguro y otros subsidios en el mercado de enfermería en el sector privado. Las restricciones impuestas a las enfermeras clínicas que trabajan en servicios institucionales resultan en descalificación sistemática y rechazo del conocimiento integral y de la contribución de las enfermeras. Las enfermeras del siglo XXl deben ser inteligentes y serias al reformar la política si se quiere rescatar la profesión del implacable empequeñicimiento del estatus y del perfil de la enfermería clínica que está ocurriendo en todo el mundo. Si el objetivo es un renacimiento de la enfermería clínica como un rol profesional en 2030, el proceso de reforma debe comenzar ahora.