La búsqueda de la longevidad de los implantes protésicos articulares es uno de los imperativos que más preocupan hoy día a los investigadores y a los cirujanos ortopédicos que trabajan en este campo. Efectivamente, cada día se afrontan pacientes de menor edad deseosos de seguir una actividad vital normal, incluso de participar regularmente en deportes con impactos o en tareas pesadas y de carga. En el caso de las artroplastias de cadera se ha conseguido un buen funcionamiento de las mismas, casi asegurado en los primeros 10 años tras su implantación; sin embargo, a partir de ese plazo la supervivencia decrece. El fracaso del implante suele sobrevenir por desgaste de sus componentes articulares o por pérdida de fijación al hueso huésped, estando ambas causas íntimamente relacionadas. En este artículo se revisan los materiales utilizados en superficies articulares y después se analizan los que entran a formar parte de la composición estructural del sustrato y de las superficies de fijación de la prótesis.