Santander, España
La incontinencia urinaria es una deficiencia funcional y no una manifestación del envejecimiento. Una gran parte de los ancianos viven la incontinencia urinaria como un hecho normalizado asociado a la edad, lo cual no permite que sea detectada precozmente. El objetivo es realizar una revisión actualizada sobre los cuidados de prevención y el diagnóstico precoz de la incontinencia urinaria en personas mayores. Además de proporcionar conocimientos actualizados y estrategias adecuadas para el mejor tratamiento y cuidados de personas mayores con incontinencia urinaria. Se realiza una revisión bibliográfica analítica descriptiva de trabajos, protocolos y artículos recientes relacionados con el tema. Los resultados demuestran que existe evidencia sobre herramientas eficaces para la prevención y reducción de las consecuencias de la incontinencia. Las enfermeras tienen un rol destacado en el manejo e implementación de herramientas para la prevención de la incontinencia urinaria. La implantación de manera protocolaria de estos cuidados en población anciana de riesgo supondría, según la literatura, una mejora en la calidad de vida y un ahorro de costes significativo para el sistema.
Urinary incontinence is a functional deficiency and not a manifestation of age. Most aged people live with urinary incontinence as a normal part of life associated with age, and this does not allow an early diagnosis. The objective is to update on the care prevention and early diagnosis of urinary incontinence in elderly people. In addition to providing updated knowledge and appropriate strategies for the best treatment and care of elderly people with urinary incontinence. We are an analytical, bibliographic and descriptive review of studies, protocols and recent articles related to the issue. The results show that there is evidence of effective tools for the prevention and reducing the impact of incontinence. Nurses have a prominent role in the management and implementation of tools for the prevention of urinary incontinence. Studies suggest that the introduction of these cares, using a protocol, in an elderly population at risk would improve their quality of life and make significant cost savings for the system.