Manuel Amezcua Martínez
Lo esperable en un tribunal de tesis doctoral es que el programa garantice que sus miembros son investigadores competentes, afines a la materia y comprometidos con el ejercicio de una crítica constructiva. Se trata de un acto académico con un marcado tinte protocolario (llegado hasta aquí, todo debería ir bien). Más allá de la pomposidad que se le quiera imprimir, el acto debería favorecer que el doctorando o doctoranda participe de un ambiente intelectual en un acontecimiento único en su vida, que pueda recordar siempre con agrado. Generalmente es así, pero en ocasiones se cuelan en el tribunal personajes que banalizan o distorsionan la esencia del acto académico, desluciéndolo a ojos del sufrido doctorando y demás asistentes. Aquí se identifican algunos de los más frecuentes por si pudieran evitarse, a la vez que se recomiendan algunas claves de respuesta para salir airosos de estos lances [continuar leyendo en el PDF].