A. Rispau-Falgás, M. Soler Vila, I. García Bayo, A. Vallés Plasencia, R. Saladich Puig, V. Martínez Alemany
Objetivo. Conocer el patrón de utilización de los fármacos opioides en el tratamiento del dolor en pacientes neoplásicos terminales.
Diseño. Estudio descriptivo retrospectivo.
Emplazamiento. Centro de Salud de Gavà 2, situado en el cinturón de Barcelona.
Material y métodos. Revisión sistemática de las historias clínicas de los exitus registrados desde mayo de 1993 hasta marzo de 1998 considerando las variables: edad, sexo, causa y lugar del éxitus, profesional que lo atendió en período terminal, utilización de opioides (tipo, vía, dosis y duración del tratamiento) y médico prescriptor.
Resultados. De los 429 éxitus revisados, 100 (23%) han sido causados por neoplasias (68% varones y 32% mujeres), con una media de edad de 69±3 años.
Más de la mitad de los pacientes (55%) han fallecido en su domicilio y han sido mayoritariamente atendidos (69%) por su equipo de atención primaria en la fase terminal. Un 52% de los pacientes tomó opioides, siendo la morfina el más utilizado (71,1%), seguido de la codeína (40,3%) y del tramadol (17,3%). El médico de cabecera fue el prescriptor en el 69,2% de los casos. Un 76% de los pacientes que tomaron codeína lo hicieron a dosis infraterapéuticas (<120 mg/día).
Así mismo se administraron dosis insuficientes de morfina (<60 mg/día) a la mitad de los pacientes que la recibieron, y un 21,62% la tomaron únicamente durante un período igual o inferior a 5 días antes del fallecimiento.
Conclusiones. El EAP asume cada vez mayor protagonismo en la atención del enfermo neoplásico terminal. Aunque un número considerable de estos pacientes es tratado con opioides, se hace a unas dosis y durante un tiempo muchas veces insuficientes.
Objective. To find the pattern of use of opiate drugs for treating pain in terminal cancer patients.
Design. Retrospective descriptive study.
Setting. Gavá 2 Health Centre, located in Barcelona's industrial belt.
Material and method. Systematic review of the clinical records for the deaths recorded between May 1993 and March 1998. The following variables were recorded: age, sex, cause and place of death, professional attending patient during terminal phase, use of opiates (type, how they were taken, dosage and length of treatment) and prescribing doctor.
Results. Of the 429 deaths reviewed, 100 (23%) were caused by neoplasm (68% males), with an average age of 69±3 years. More than half the patients (55%) died at home. In the terminal phase they were mainly attended (69%) by their Primary Care team. 52% of the patients were given opiates, with morphine being the most common (71.1%), followed by codeine (40.3%) and tramadol (17.3%). The general practitioner was the prescribing agent in 69.2% of the cases. 76% of the patients who took codeine did so at infra-therapeutic doses (<120 mg per day). Similarly, insufficient doses of morphine (<60 mg per day) were given to half the patients who received it. 21.62% only took it during a period of 5 days or less before death.
Conclusions. Primary care teams are taking on steadily greater protagonism in caring for terminal cancer patients. Although a large number of these patients are treated with opiates, these are given at often insufficient doses and for too short time periods.