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Ana Belén Salamanca Castro
Últimamente se alzan voces críticas con el movimiento de la práctica basada en la evidencia, llegando incluso a cuestionarse si la metodología de investigación es una herramienta útil para guiar la praxis. En mi opinión, no debemos dramatizar. Yo no dudo que la investigación sea la mejor metodología de la que disponemos para obtener la información que debe fundamentar nuestra práctica; sin embargo, quizás no hayamos implementado suficientemente la práctica basada en evidencias como para evaluar sus efectos. Puede que tampoco hayamos medido rigurosamente esos efectos y por ello exista cierta decepción respecto de su uso. O quizás no nos hayamos percatado que en ciencias de la salud (que no son ciencias exactas) el paciente puede introducir una especie de varianza residual, que haga que lo obtenido en los ensayos clínicos difiera de lo que se observa en la práctica. O peor aún, quizás no estemos formulando las preguntas adecuadas. Creo que deberíamos evaluar todo esto antes de cuestionar la metodología de investigación.
Lately some critical voices against evidence-based practice are arising, even if research methodology is a useful tool to guide practice is being questioned. In my opinion, we should not go overboard. I have no doubt that research is the best methodology we have to obtain the information that should guide our practice; nevertheless, perhaps we have not implemented evidence-based practice enough to value its effects, and it may also be that we have not measured systematically those effects and because of that some deception about it is felt. It may also be that we have not realized that in health science (which are not exact sciences) patient may introduce a sort of residual variance, making that what was obtained in clinical trials differs from what is observed in practice. Even worse, it may be that we are not making the right answers. I really think we should test all these better than questioning research methodology
