Paola Martínez García
Introducción: La artritis reactiva (ARe) es un proceso inflamatorio articular secundario a un proceso infeccioso fuera de la articulación, generalmente localizado en el aparato genitourinario o gastrointestinal. Las vías respiratorias altas y la piel también constituyen puertas de entrada al proceso infeccioso. También conocida como síndrome de Reiter, es un espondilo artropatía seronegativa que clásicamente se define por la tríada artritis, uretritis y conjuntivitis. Las manifestaciones cutáneas que se observan con mayor frecuencia son la balanitis circinada, queratodermia blenorrágica y la distrofia ungueal, pero existe diversidad en los síntomas presentados y en la secuencia temporal de estos.
La forma postdisentérica afecta a hombres y mujeres con la misma frecuencia, mientras que la forma postvenérea ocurre más frecuentemente en varones.La artritis reactiva es un proceso sistémico que puede afectar a cualquier sistema, y el cuadro clínico, incluyendo diarrea y uretritis, se puede observar el forma post-entérica y post-venérea.
Las manifestaciones clínicas por lo general se presentan entre una a cuatro semanas de inicio del proceso infeccioso tanto en el tracto gastrointestinal como en el genitourinario.
En gran mayoría, puede no ser definida o pasa desapercibida, lo que origina que el diagnóstico no se haga con precisión.
Descripción del caso clínico: Describimos el caso clínico de un paciente de 33 años de edad, que ingresa a consulta podológica manifestando su preocupación por el aspecto de las uñas, tratándola por micosis por cuenta propia con antimicóticos conocidos en el mercado.
Como resultado de la anamnesis realizada en consulta inicial obtenemos que: el paciente no presenta alteraciones para deambular, ni postural. Actividad laboral: realiza trabajo de escritorio, la mayor parte del tiempo sentado (calzado con zapatos de seguridad, estilo borceguíes). Actividad deportiva: fútbol 1 o 2 veces por semana (uso de botines, con predisposición al roce por la presión que los mismos ocasionan). Calzado en la vida diaria: zapatillas estilo deportivas. IMC: 25,30 (sobrepeso). Refiere no tener diabetes, sin alergias conocida, sin registros de hipertensión arterial, sin alteraciones vasculares ni arteriales. Comenta a modo informativo que está diagnosticado por un síndrome de Reiter desde el año 2012 con medicación específica de metotrexato y ácido fólico. Hábitos tóxicos no refiere. Nunca asistió al podólogo. No manifiesta dolor pero sí molestias en las uñas de hx (hallux) derecho, al uso del calzado deportivo por estar sus uñas engrosadas (así lo expresa el paciente verbalmente).
Valoración podológica: al examen físico podemos apreciar:
• Que el paciente tiene un tipo de pie normal, con una fórmula digital griega. A la exploración se encuentra que su sensibilidad táctil es normal (n), dolorosa normal (n), térmica no se realizaron pruebas.
• El pulso pedio conservado, al igual que el tibial.
• Al tacto encontramos un tipo de piel de temperatura normal (n), color rosado.
• Lesiones: en el pie izquierdo (P/I) no se observan lesiones. En el pie derecho (P/D) Hx, onicodistrofia en Hx, tercer y quinto lecho ungueal, segundo y cuarto (n).
• Dedos: en el pie izquierdo (P/I) todos (n); en el pie derecho (P/D)Hx (n), segundo, tercer y cuarto (g) incipiente, quinto (n).
Sugerencias como primera medida: estudio complementario: estudio micológico directo y cultivo de uñas del pie.
Una vez obtenidos los resultados del análisis micológico, el hongo encontrado no se asume como patológico, sino como contaminación de la muestra, por lo que el profesional médico no recomienda tratamiento antimicótico. Solo tratamiento sintomático que consiste en el desbridamiento, fresado, higiene apropiada, nutrición de todo el pie y controles periódicos para mantenimiento del engrosamiento.
Discusión: El concepto de onicomicosis se encuentra muy desviartuado en la actualidad y divulgado como algo corriente en la población, englobando que toda uña engrosada y de color amarillento se trata de micosis, y bien sabemos que no es así y que no podemos considerar un autodiagnóstico, ya que es de suma importancia llevar a cabo un análisis micológico para tener certeza frente a qué microorganismo nos enfrentamos y de esta manera descartar o afirmar que estemos en presencia de una micosis. Para llevar a cabo este procedimiento es muy importante conocer la anatomía y el sistema de producción del órgano ungueal ya que, dependiendo del origen de la alteración funcional, se producen distintas anormalidades.
Con el trabajo interdisciplinario de profesionales médicos y bioquímicos podemos contar con la medicación necesaria y correcta de vía tópica o administración oral. De esta manera profundizamos, efectivizamos y jerarquizando el tratamiento podológico.